Estruendo/Intertexto, 2006


Estruendo/Intertexto


1 (Al aparecer de un texto de Enrique Lihn con estruendo en el aire a las 4am)

Un estruendo profundo se transmitió por la ciudad. Ni muy corto ni muy extendido, un ruido seco contenido desde dentro por algo blando perdiendo forma, aplacando las ondas que lo atraviesan libres aunque íntimamente debilitadas, por todas las superficies de la ciudad en movimiento isótropo, buscando tras cada cristal un receptor que las convierta en silencio de palabras.

Afuera sin embargo crujen las gotas de una llovizna ubicua. Las gotas absorben también el estruendo, fino estallido que es como una premonición que corta de pronto el oficio tardío de la lectura. A cuantas membranas fue transmitida la misiva, en ellas, sin saber cómo, algo cambió. Pestañas y parpados se movieron y el estruendo fue mayor.


2 (Al parecer de la lectura de un libro de La Blanca Montaña)

La cita primaria, la referencia de primer orden se mantiene siempre oculta; de alguna manera [esta frase] continúa el temblor de las hojas y su caída tras las estaciones, el irrelato de las gotas apenas resistiendo dentro suyo el estruendo, tomado aire y estrellado en el papel, la cita profunda que la gota trae manuscrita, se enreda en palabras como pelos enmarañados que dan origen al sentido: lo sentido toma sentido.


3 (Que retoma un ensayo de Malevich)

Siempre oculta….al receptor, la gota se oye de lejos, caer. Vibra ante ambos el agua de la gota que ya desaparece. Esto ocurre tardío como el nacimiento, tardío el humor se contrae y refuta el nacimiento. Ya entonces es tarde para recordar siquiera, solo quedan rasgos para recrear, materiales para el recreo de la memoria: se abre la celebración, una reunión suprematista* detona el primer sonido ininterrumpido del cristal que ondea por el aire espacializando, profundizando, finalizando: humanizando.

*La celebración suprematista, la cita de los cristales. A cada instante más alejados de la explosión, más conscientes en este médium gravitante, con el peso de una estrella y la mirada negra que comienza a olvidar lo que no sabe. Cada ves más lejos, más cerca de sí. Conservado en su oxigeno, abandonado al espacio más allá o más acá vibra en negro, deviene rojo de aristas en tensión reclamando nombre propio. A sus espaldas todo es blanco, a sus ojos todo es negro, dentro, fuera, resuenan los cristales en diálogo.


4 (Blanchot, Auster…)

El párrafo que come de sus propias palabras hasta quedar en el hueso. De él se niega el ejemplo y se le guiña un ojo antes de darle la espalda. Se le escribe a escondidas, se le sueña en acto penetrador, se le imagina una abertura de carne. Se siente a punto del acontecimiento. De tener pies y salir a la calle a sentir la presión de la falta de trabajo, el hambre de almuerzos, el sabor infinito de la sincronía. Papeles avisan de cosas que tropiezan.


5 (Que se deja modificar por influencia de un nic en circulación)

Cadenas de referencias primarias ocultas de receptor en receptor, luego el espacio producido es llamado red, sindicado como cultura, redes de personas con nombre y apellido, en el mejor caso presentes en cuerpo y mirada, a veces vidriosa, y prosa calculada. Retirados tras la piscina de las naciones y los cordones de fachadas que separan la línea de tierra de las pertinencias, los significantes se abandonan a la zona neutra de la figuración, enmarcados por la talla circulante de píxeles paralelepípedos, nuevamente suprematismo, nuevamente cuarto adolescente plegado de fotos y afiches de ídolos hierofánicos. Nuevamente moda. Cuando la programática vacía abre sus puertas, abre también su pecho a la muerte llena: bandadas de pájaros entrando en jaulas.


6 (Suspenso de una cita ciega, agradecimiento de tal – luego entra Kojève, sale Dante)

De jaula en jaula el pájaro supera la muerte, pierde cuerpo en la descripción-. Adquiere el don de los minutos mientras haya humanos sobre la tierra. Humanos muertos que caminan sobre cráneos (campo de cráneos señalado) de humanos murientes. Humanos vivos que no soportan. El peso sobre sus cráneos. Apretados sus cueros remolidos. Sus cuerpos en desuso. Dormidos sobre pisos planos -el horizonte bajo las nalgas- dormidos los músculos, dormido el trabajo. Anestesiada la rotura. La sangre retenida bajo prieta. La mirada celulítica. Reacciona a escupos. En la cara.


publicado en ABSINTHE

No hay comentarios.: