Entonces todo fue aire de palabras
hechas polvo y superficie de rostros
tan cercanos a algo.
Que apretaba la garganta.
Partículas suspendidas esperantes
sonrientes sostenidos sobrecogidos
de ternura
ahogados de aguante.
Al calor de nuestras heridas abiertas
Por el hilo del amanecer
el sol nos daba su luz.
Salimos a buscar lo inmanifiesto en nosotros
el gris luminoso de la tarde nos perdió
justo ahí donde se hizo la mañana.
Bordeado, sin aviso,
el risco tomó forma de beso hermano.
Reventado lo apenas hermoso
y pulverizado por el aire
hecho piedra y pregunta
al borde de cada uno
nos fuimos yendo.
Y con cada partida
La ciudad fue más ciudad
Y la tarde una espiral insomne y ruidosa
ya sin gente, sin señal.
El ojo escupe su cristalino
descompuesto de amor
disociado, pelado y recompuesto
a ciegas.
Y Como si fuese cayendo hacia arriba
Fui enjuiciado por el sueño.
Y la vi pasar.
E irse,
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